lunes, 11 de marzo de 2013

“Lado”.


¡Oh, amor! ¡Cómo aprendí a mirar de lado!
A voltear la vista de a poco hasta que mi cabeza girada se convirtió en señal para el viento.
Me enseñé a mirar de izquierda porque ya hacía tiempo mi boca muda había olvidado cómo hablarte y mi corazón cegado de nostalgia se había cambiado de lado también.
Ignoré lo que había delante de mí porque tus ojos callados siempre me ignoraban y hacía  mucho tiempo que mi mano no sentía el tacto de la tuya.
Lo único que me quedaba era un oído sediento de ti.
Aprendí a mirar de lado para no volverme sorda también .
Me formé en ese arte porque te extrañaba.
Miré de lado tantas veces sin escucharte latir, aunque inclinaba mi oreja hacia tu pecho.
Estuve de lado mucho tiempo sin escuchar un “te quiero”.
Aprendí a mirar de lado tanto, que mi cuerpo comenzó a girarse de aquella forma hasta darte la espalda.